Con el 9,2% de tasa de paro en Barcelona (Sept. 2022) y la crisis del Covid-19, se están produciendo estragos importantes en la economía y en las personas que trabajan en servicios a domicilio; cobran muy poco dinero y realizan jornadas muy amplias.

Existe mucha precariedad laboral y graves problemas de empleabilidad. La problemática de nuestro perfil de personas es que no tienen un lugar digno donde vivir. Las más afortunadas, alquilan habitaciones compartidas. Con precios en la vivienda tan altos, es imposible que puedan insertarse si no tienen un trabajo o una ayuda económica de la administración.

Tenemos personas con un problema grave de situación ilegal; no pueden salir adelante porque el gobierno central no les da la documentación necesaria para residir y trabajar.

Una de cada cinco personas adultas no sabe leer ni escribir y dos tercios de ellas son mujeres. Existe la imperiosa necesidad de ofrecer programas de educación y alfabetización orientados a la mujer, que sean flexibles, participativos y adecuados, a fin de mejorar sus habilidades para la vida, su salud reproductiva y sus medios de subsistencia; que refuercen su participación y su liderazgo en el ámbito público; y que garanticen la igualdad de género.

La brecha digital ha aflorado con la COVID-19 y se ha convertido en un nuevo factor de exclusión social. Observamos que la mayoría de mujeres atendidas tiene graves dificultades a la hora de acceder a los dispositivos o a internet, sea porque no tienen conexión, porque no tienen un ordenador o tableta o porque no tienen las habilidades necesarias.